Alepo

La Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación se encuentra en el barrio del Midán, este de Alepo, y fue restaurada después de la guerra y reinaugurada el 21 de Abril del 2018. Es un suburbio muy poblado y que fue la línea de división durante las batallas en la ciudad y donde todavía viven muchos cristianos. La gente de esta área sufrió por muchos años el flagelo de la guerra, como bombardeos y operaciones de francotiradores. La población entera empobreció notablemente; la moneda local se ha devaluado a casi un 3000% en menos de 10 años. En esta situación y panorama desolador son los niños, mujeres y ancianos los que más sufren las consecuencias de la guerra. Hubo escasez de electricidad y suministro de agua durante un largo período de tiempo. Hoy en día, si bien la situación ha mejorado, la gente sigue sufriendo también debido al embargo que los países del primer mundo han impuesto en Siria. Muchas cosas en la vida de las personas fueron destruidas; perdieron sus trabajos, incluso sus sueños de un futuro mejor. Nosotros, religiosos del «Instituto del Verbo Encarnado» servimos en esta Iglesia y Centro junto de las Hermanas «Maestre di St. Dorotea» – Hijas de los Sagrados Corazones (bajo la jurisdicción del Vicariato Apostólico de Alepo para el rito latino) y tenemos como principal misión llevar a Cristo a la gente y hacer que su amor sea conocido por todos e inspirarlos a responder generosamente en la fe y esperanza. Fue precisamente en este país donde Saulo de Tarso (quien luego fuese San Pablo) encontró a Cristo y fue recibido y catequizado por una comunidad cristiana. Debemos estar agradecidos de aquellos Primeros Cristianos porque a través de ellos, el cristianismo llegó a muchos lugares del mundo. Por esta razón, es nuestro orgullo estar en este lugar para servir a los fieles de la iglesia, descendientes de aquellos Primeros Cristianos. Es un ejemplo vivo y convincente ver cuánta fuerza tiene el espíritu de estas personas para enfrentar dificultades y avanzar. Pero más allá de su fuerza para seguir adelante a pesar de la grave condición en que viven diariamente, no debemos olvidar que están sufriendo y que necesitan de nuestra ayuda para continuar viviendo dignamente. «Ser un instrumento de Su amor y misericordia». San Mateo (14: 15-16) nos relata el diálogo entre Jesús y sus discípulos antes del milagro de la multiplicación de los panes y peces. Los discípulos querían que Jesús despidiese a la multitud para que pudieran ir a las aldeas y comprar algo de comida. Les preocupaba cómo alimentar a esa gran multitud en aquel lugar remoto y porque ya se hacía tarde. Pero Jesús respondió: «No es necesario que se vayan; dadles vosotros de comer”. En esta triste y difícil situación actual del país, lejos de estar como antes de la guerra, surgió el deseo de responder a este desafío de Jesús, no despedir a las personas carenciadas que necesitan, sino sostenerlos, alimentarlos, escucharlos… buscar ser un instrumento del Amor de Dios y su Providencia estando cerca de ellos, comprender cuáles son sus necesidades y ayudarlos a restaurar su dignidad como persona. Trabajar por renovar la esperanza en los corazones e intentar ampliar sus habilidades, competencias y desarrollar sus capacidades para aumentar las posibilidades a un mejor empleo y así pueda cada uno de ellos ser sostén de su propia familia y colaborar así en la restauración de su comunidad. Para los cristianos, la Iglesia es vista como la única ancla de salvación y, por lo tanto, confían en ella para cada necesidad. Pero desafortunadamente, incluso esta Iglesia es pobre y siente la necesidad de ser apoyada. La Iglesia (en sus distintos ritos) hace todo lo posible para aliviar tanto sufrimiento y pobreza del gran número de habitantes de este país y en particular de los Cristianos que permanecieron en la ciudad. Por encima de todo buscamos ayudar a mantener su fe, que más de una vez fue puesta a prueba. Nuestra presencia aquí será aportar una humilde contribución para reforzar la esperanza para el futuro. Con respecto a nuestros niños y jóvenes vemos una necesidad urgente de ayudarlos a abrir sus vidas y sus corazones siempre con visión de fe, para inculcar más fuertemente los valores humanos y cristianos que nos permiten vivir juntos en serenidad y ayuda y respeto mutuo, enfrentando así los grandes desafíos de la vida diaria. Queremos extender nuestra gratitud y aprecio a Ustedes que creen en nuestros proyectos y compartir este gran desafío de ser el ‘instrumentos del amor y la misericordia de Dios’ para con los demás. Gracias a todos los que rezan por nosotros y por aquellos que, de una u otra forma, apoyan a los misioneros y a nuestra querida comunidad. Por tanto, la Iglesia y Centro de Nuestra Señora de la Anunciación, después de considerar las necesidades reales y básicas en los diferentes aspectos de la vida de nuestros hermanos ha visto oportuno ofrecerles ayuda y asistencia a través de diversos programas.

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هدف رهبانيتنا تجسيـد الإنجيل فـي حياة كل إنسان ليصل سر الخلاص إلى كل إنسان ويتجسد في حياته.

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