Tercera Orden Secular
La Tercera Orden está compuesta por miembros laicos que desean participar en nuestra misión y vivir nuestra espiritualidad, en medio del mundo. Intentando ser en la vida de cada día, en lo cotidiano, una nueva encarnación de la palabra. En sus casas, en sus lugares de trabajo, entre la gente y cada realidad que les toque vivir.
Los miembros que forman parte oficialmente de la Tercera Orden participan del espíritu del Instituto y se consagran a la Virgen María en «materna esclavitud de amor». Se pide a los miembros de la tercera orden rezar por toda la familia religiosa y en especial por las nuevas vocaciones.
Dice el directorio de Tercera Orden: «Como Institutos de Vida Consagrada queremos asociar a nuestra familia religiosa a todos aquellos laicos que deseen participar y enriquecer el tesoro espiritual de la familia religiosa del Verbo Encarnado mediante los distintos compromisos seculares, para que también ellos sean como una nueva Encarnación del Verbo en los ámbitos propios de la vida laical, informando toda la realidad con la luz y la victoria de la Encarnación».
La Tercera Orden Secular del Verbo Encarnado persigue el mismo fin de la familia religiosa, que a saber, es doble; por un lado busca la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas, tratando de santificar a sus miembros y santificar desde la propia condición laical el mundo entero.
Por otro lado, como terciarios de la familia del Verbo Encarnado, la Tercera Orden Secular compromete todas sus fuerzas para inculturar el Evangelio, es decir para prolongar la Encarnación en todo hombre, en todo el hombre y en todas las manifestaciones del hombre, de modo particular mostrando que la Iglesia “tiene una auténtica dimensión secular, inherente a su íntima naturaleza y a su misión, que hunde su raíz en el misterio del Verbo Encarnado y se realiza de formas diversas en todos sus miembros” . Para esto busca ordenar los asuntos temporales según Dios , instaurando todas las cosas en Jesucristo , haciendo manifiesto a Cristo ante los demás, primordialmente mediante el testimonio de la vida, la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad, iluminando las realidades temporales con las que está estrechamente vinculada, de modo tal que sin cesar se realice y progrese conforme a Cristo y sea para la gloria del Creador y del Redentor.
Además, muchos de ellos toman parte en nuestros apostolados (misiones, enseñanza, etc.)
La participación de los Terciarios en las distintas obras apostólicas de la Familia Religiosa se concreta de muchas maneras: ayuda en las Obras de Caridad; participación y ayuda en la Liturgia; apoyo a nuestras misiones en Medio Oriente –mediante la oración, los sacrificios y la participación activa en campo, con el voluntariado y la visita y ayuda a lugares necesitados-. Merecen especial mención el apostolado en favor de la vida (Pro Life) y de traducción y ediciones de libros, y el dictado de catequesis. Nuestros Terciarios colaboran con gran alegría y promueven con entusiasmo todas las actividades que se organizan, viniendo a ser un apoyo inmenso para nuestros misioneros y, en verdad, piezas claves de nuestro empeño misionero en esos países. Convencidos de que “la misión es de todo el pueblo de Dios” y “no sólo de algunos expertos” , ellos evangelizan la cultura a través de su vocación propia, cumpliendo con todos y cada uno de los deberes y ocupaciones del mundo, y en las condiciones ordinarias de sus vidas según el espíritu del Verbo Encarnado y así actuando, contribuyen a la santificación del mundo irradiando a otros la misma fe a la que se aferraron, la misma esperanza que los anima y la misma caridad con que se saben amados por Dios.
La Tercera Orden está compuesta por miembros laicos que desean participar en nuestra misión y vivir nuestra espiritualidad, en medio del mundo. Intentando ser en la vida de cada día, en lo cotidiano, una nueva encarnación de la palabra. En sus casas, en sus lugares de trabajo, entre la gente y cada realidad que les toque vivir.
Los miembros que forman parte oficialmente de la Tercera Orden participan del espíritu del Instituto y se consagran a la Virgen María en «materna esclavitud de amor». Se pide a los miembros de la tercera orden rezar por toda la familia religiosa y en especial por las nuevas vocaciones.
Dice el directorio de Tercera Orden: «Como Institutos de Vida Consagrada queremos asociar a nuestra familia religiosa a todos aquellos laicos que deseen participar y enriquecer el tesoro espiritual de la familia religiosa del Verbo Encarnado mediante los distintos compromisos seculares, para que también ellos sean como una nueva Encarnación del Verbo en los ámbitos propios de la vida laical, informando toda la realidad con la luz y la victoria de la Encarnación».
La Tercera Orden Secular del Verbo Encarnado persigue el mismo fin de la familia religiosa, que a saber, es doble; por un lado busca la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas, tratando de santificar a sus miembros y santificar desde la propia condición laical el mundo entero.
Por otro lado, como terciarios de la familia del Verbo Encarnado, la Tercera Orden Secular compromete todas sus fuerzas para inculturar el Evangelio, es decir para prolongar la Encarnación en todo hombre, en todo el hombre y en todas las manifestaciones del hombre, de modo particular mostrando que la Iglesia “tiene una auténtica dimensión secular, inherente a su íntima naturaleza y a su misión, que hunde su raíz en el misterio del Verbo Encarnado y se realiza de formas diversas en todos sus miembros” . Para esto busca ordenar los asuntos temporales según Dios , instaurando todas las cosas en Jesucristo , haciendo manifiesto a Cristo ante los demás, primordialmente mediante el testimonio de la vida, la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad, iluminando las realidades temporales con las que está estrechamente vinculada, de modo tal que sin cesar se realice y progrese conforme a Cristo y sea para la gloria del Creador y del Redentor.
Además, muchos de ellos toman parte en nuestros apostolados (misiones, enseñanza, etc.)
La participación de los Terciarios en las distintas obras apostólicas de la Familia Religiosa se concreta de muchas maneras: ayuda en las Obras de Caridad; participación y ayuda en la Liturgia; apoyo a nuestras misiones en Medio Oriente –mediante la oración, los sacrificios y la participación activa en campo, con el voluntariado y la visita y ayuda a lugares necesitados-. Merecen especial mención el apostolado en favor de la vida (Pro Life) y de traducción y ediciones de libros, y el dictado de catequesis. Nuestros Terciarios colaboran con gran alegría y promueven con entusiasmo todas las actividades que se organizan, viniendo a ser un apoyo inmenso para nuestros misioneros y, en verdad, piezas claves de nuestro empeño misionero en esos países. Convencidos de que “la misión es de todo el pueblo de Dios” y “no sólo de algunos expertos” , ellos evangelizan la cultura a través de su vocación propia, cumpliendo con todos y cada uno de los deberes y ocupaciones del mundo, y en las condiciones ordinarias de sus vidas según el espíritu del Verbo Encarnado y así actuando, contribuyen a la santificación del mundo irradiando a otros la misma fe a la que se aferraron, la misma esperanza que los anima y la misma caridad con que se saben amados por Dios.
Hay tres niveles de
"pertenencia" a la Tercera Orden:
Consagrados
Laicos
 
los que viven en el mundo y se entregan totalmente a Dios, profesando los votos privados (por lo que no son religiosos, sino laicos consagrados) de acuerdo con la Espiritualidad de la Familia religiosa de la IVE. Junto con su profesión, se valen de diferentes medios para vivir en plenitud su consagración: la oración, la lectura de las Sagradas Escrituras, frecuencia de los sacramentos, la dirección espiritual y la práctica de ejercicios espirituales.
Asociaciones de fieles y movimientos laicos
los laicos pueden compartir tanto nuestro apostolado y misión en los lugares donde están nuestros Institutos.
La Fraternidad del Verbo Encarnado
 
It is the most general and “worldwide” level of belonging. It includes all those who are friends, benefactors, parents, followers, diocesan priests who share with us the spirit of our Religious Family and support us in some way.